50 ASPECTOS QUE
LOS POLÍTICOS Y EJECUTIVOS NECESITAN MEJORAR EN ORATORIA.
DANIEL COLOMBO
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En los últimos 20 años me he especializado en preparar
oradores para todo tipo de empresas, políticos –incluyendo algunos que han sido
o son Presidentes de sus países, ministros y candidatos en altos puestos de
gobierno-, y profesionales de diferentes áreas, con más de 1000 personas
entrenadas.
Siempre es una experiencia maravillosa y sorprendente
comprobar el potencial humano para avanzar y aprender lo nuevo; integrarlo a su
propia personalidad y definir un estilo de comunicación oral y gestual único,
propio y que lo representa.
También es sorprendente observar cómo los modelos que
estuvieron vigentes durante siglos, en ciertas personas parecen estar tan
arraigados que no se animan a probar algo nuevo: y eso es doblemente
desafiante, porque necesitan tomar conciencia de esa limitación que los aleja
del público, flexibilizarse y luego, encauzar su propia forma como oradores de
éxito. Incluso en Argentina, los modelos de comunicación dictatoriales se
siguen utilizando hoy en intendentes, gobernadores y hasta las máximas
autoridades del país.
Este artículo contiene algunas de las claves que pude
experimentar con ellos. Gracias a estos hombres y mujeres, puedo comprobar
diariamente el enorme potencial de cambio que todos tenemos… si nos animamos a
entrenarnos en forma profesional.
¿Por qué menciono lo profesional? Sencillamente, porque
alguien que no tenga la suficiente experiencia combinada en oratoria, vocería,
profundos conocimientos de los procesos de comunicación en su espectro más
amplio, y posibilidad de mirar el conjunto del ámbito en el que se mueve el
cliente, es prácticamente imposible que pueda traspasarle los conocimientos
para que se produzca el click en su personalidad, que le permita expresarse más
abierta, clara y certeramente.
Hoy asistimos a un torbellino de mensajes que nos abruma y
nos agota. Por eso es muy necesario, más que nunca, afrontar al público con
nuevas herramientas. Los manuales clásicos de oratoria, los cursos de personas
que no se han preparado para ello, y los formatos de hace casi dos siglos,
quedaron en desuso.
Las nuevas formas de comunicación combinan mucho que una
lista de elementos técnicos y de “forma”: necesitan del coaching de vanguardia
–especialidad que vengo ejerciendo desde el 2000 en adelante en paralelo a la
consultoría en comunicaciones y el entrenamiento de voceros y media-coaching-.
Como coach de altos ejecutivos de empresas, y otros con
responsabilidades sobre países, ciudades y organismos internacionales, sé que
se puede lograr un resultado superador, y con resultados altamente satisfactorios
en todos los casos.
Recuerdo el caso de un alto ejecutivo con muchas
dificultades para hablar ante pequeños y grandes grupos. Al cabo del segundo
mes, con un encuentro cada 15 días, estaba dando conferencias; al tercero,
dando testimonio en un video institucional; y luego, superados los limitantes
que traía desde adolescente, pudo ejercer su habilidad de comunicador en
cualquier situación corporativa, ante los medios, e incluso en situaciones de
crisis.
¿Cómo se logra? Con la guía de un profesional entrenado y
experimentado. Paso a paso, como todas las cosas en la vida. Los resultados no
son mágicos ni de un día para otro; pero sí 100% garantizados.
Algunas claves para políticos… y para todo el mundo
Aquí resumo algunos tips generales de estos 20 años
entrenando a casi 1000 oradores de todo tipo. Están pensados para discursos
políticos, aunque son de aplicación práctica para todo tipo de voceros. No
llevan un orden lógico; solamente buscan provocar para que consideres las
oportunidades de mejora que te llevarán a estar mejor plantado y posicionado
ante el público que tenés que afrontar
(y digo “afrontar”, no “enfrentar”).
Espero que a ti también te sirvan:
1. Gritar no es enfatizar. Cuanto más alto grite un político, la caída de
su credibilidad es directamente proporcional.
2. El principio de reforzar ideas se basa en los conceptos,
y no en fantasías. La gente consume mucha información, y ya puede discernir qué
creer.
3. Arengar al estilo de siglos pasados no funciona en esta
época. Hay que tocar el #corazón cuando hablamos ante el público.
4. Si el auditorio/público no te “siente” conectado de
verdad con tu Ser, no te cree.
5. La extensión de tu discurso es directamente proporcional
al fracaso de tu gestión. Lo que digas, si breve, 100 veces contundente.
6. Pide disculpas por los errores. Es una gran clave para
meterte al público en el bolsillo. Generarás sensibilidad, empatía, fortaleza
en tu imagen y capitalizarás los traspiés.
7. No es conveniente contar anécdotas que no le dan
contenido a tu discurso. Lo excesivo, agota y pierde interés.
8. Un buen comienzo y un buen final, más una buena historia,
breve, es todo lo que se necesita para despertar conciencias.
9. Dí cosas que la gente sepa que son verdad. Esto significa
que manipular cifras y datos, así como decir cosas que sólo para ti son
realidad, no sirve a la hora de comunicar eficazmente.
10. No busques que te aplaudan: deja que te aplaudan si el
auditorio lo considera apropiado.
11. Sé sensible y humano al conectarte con tu público. Si en
los primeros 15 segundos no tocaste tu #corazón eres un fracaso comunicando.
12. No te enfoques en la crítica a los demás. Construye tu
propia empatía con el público sobre la base de la realidad.
13. No golpees el estrado o la mesa: ya tenemos demasiados
golpes en la vida como para que venga otro a agredirnos, por relevante que sea.
14. Sé suave. Contigo y con los demás.
15. Invita a razonar contigo mientras haces tu discurso.
Desarrolla la inteligencia y no subestimes a tu público: somos mucho más inteligentes
de lo que tú crees.
16. Cuando mientes se nota al instante.
17. Tus gestos hablan hasta un 90% más que tus palabras. Si
estás nervioso o alterado, la gente se desconecta automáticamente.
18. No inventes “casos sensibles” para movilizar al público.
Relata hechos verdaderos, y desde allí, transmite tu mensaje.
19. No compres los servicios de aplaudidores; posiblemente
esa gran masa de público serán tus peores voceros, ya que no tendrán ningún
reparo en desparramar por todos lados que les pagaste para que te aplaudan y
que tenían cierto guión marcado para hacer su parte en lo que definirán como un
“show” con puesta en escena.
20. Varía en tus citas. No menciones siempre las mismas
referencias. Si como orador te miras siempre el ombligo al público no le
interesa.
21. Felicita acciones valorables, incluso de aquellas
personas o instituciones con las que no estés de acuerdo.
22. Descubre focos de atención dentro de la multitud.
Trabaja con esa energía para darle potencia a tu mensaje.
23. El mensaje debe ser claro, transparente y dar confianza.
Si no se cumplen estos 3 atributos, estás fracasando y sólo parecerá una buena
actuación.
24. No sobreactúes tu discurso. Sé natural, medido y mesurado.
La calidez gana al egocentrismo y permite que te pongas a la par como uno más.
25. No creas todo lo que te dicen los asesores: 95% de ellos
querrá agradarte; otro 4% no te dirá nada por miedo a que los despidas, y sólo
1% será honesto contigo.
26. Crea climas con tus palabras, gestos y entonación. No
fuerces el ritmo. Respira y entrégate de corazón a tu público: eso se nota y se
aplaude.
27. No coloques aplausos grabados mientras tu público
aplaude, para que “suenen más fuertes”. Deja que la gente se exprese como
quiera. Y maneja la situación.
28. No hay problema en que leas parte de tu discurso: no
todos son buenos improvisando; de hecho, es un recurso muy poco frecuente.
29. Si eres bueno o buena improvisando, tené cuidado y no te
confíes demasiado: podrás decir cosas totalmente imprecisas, por lo cual te
pasarán la factura.
30. No hagas catarsis con el público: no son tus terapeutas.
Busca ayuda profesional si la necesitas, pero el público no te querrá por tus
problemas, sino por tus soluciones y aportes constructivos. Dar lástima te
convierte en un ser más desvalido. Resignifica lo doloroso en aspectos
positivos, y desde allí, transmite tu discurso.
31. No hables de aspectos íntimos: a nadie le importa saber
si estás disfónico, si te duele una muela o si comiste milanesas. El pueblo
espera otras cosas de vos: espera obras y resultados, no tu vida personal.
32. Si estás con sobrepeso (¡y el poder sí que engorda!;
basta con observar fotos donde más del 60% de los funcionarios tienen muchos kilos
de más) es necesario que cuides tu vestimenta más que nunca. No para disimular,
sino para no causar situaciones desagradables.
33. Mirá de frente y a los ojos en el caso que hables con
periodistas. Ser hiperkinético en estos casos revela que estás nervioso y no
sabés qué responder.
34. No hables a la cámara en televisión salvo que estés
expresando condolencias o un mensaje personal directo al público: si hay un
periodista o entrevistador, tu obligación es ser humilde y hablar con esta
persona, que es el “puente” con el público aunque no te guste.
35. Incluye a todo el público, y no sólo a tus aplaudidores.
36. No te rías ni sonrías al comunicar noticias
desagradables o dolorosas. Controla tus nervios y la ansiedad.
37. Si das malas noticias, evita mostrar de fondo el
logotipo de tu gestión, negocio, etc. Si das buenas noticias, podés plantarte
sin problemas frente a dicha marca.
38. No esquives las preguntas difíciles: te recomiendo que
las estimules y te las quites de encima desde el primer minuto.
39. Prepara no más de 3 o 4 mensajes claves y repítelos al
menos tres veces durante una entrevista de –por ejemplo- cinco minutos.
40. Si das un dato, porcentaje o cifra, es tu deber disponer
de la fuente o forma de certificarlo.
41. Si omites un dato e inflas resultados, la gente se da
cuenta al instante: utiliza este recurso con mucha cautela.
42. Alinea tu mensaje con el de tus colaboradores: no hay
nada peor que un funcionario de tu gestión o empresa diga algo opuesto a lo que
desean comunicar.
43. Incluye a la prensa de cualquier situación de encuentro
con vecinos, público, reuniones (excepto las que sean reservadas, y así lo
comunicarás desde la misma convocatoria). Participa y fomenta una dinámica
comunicacional de puertas abiertas, por más que te lleve más esfuerzo.
44. Siempre ve al punto de las cosas: no des rodeos, aunque
siempre deberás mantener las buenas formas.
45. No uses eufemismos para referirte a las cosas: cuanto
más directo, mejor. Por ejemplo, no es lo mismo decir “es falso” que expresar
“faltó a la verdad”; “nosocomio” por “hospital”, “necrópolis” por “cementerio”,
etc.
46. Evita todos los lugares comunes. Debilitan tu lenguaje.
47. Quítate el chip al hablar: busca ser espontáneo y
directo, ubicándote frente a cada público al que te dirijas.
48. Entrena tu lenguaje: lee mucho, especialmente libros.
Incorpora palabras que enriquezcan tu vocabulario y que, espontáneamente,
puedas incorporarlas en tus exposiciones públicas.
49. Dedica un tiempo a revisar las grabaciones de los
discursos; toma nota de lo que se puede mejorar.
50. Apoya lo que hables con imágenes: crea paisajes en la
mente del público. De esta forma, comunicarás prácticamente todo el tiempo en
forma inolvidable.