martes, 30 de enero de 2018

PASOS PARA CREAR UNA MARCA PERSONAL

Primero: Identifica tus puntos diferenciales
Una marca nace del interior de una persona ,para empezar se debe responder los siguientes interrogantes siendo totalmente sincero .
¿Qué soy?
¿Qué hago?
¿A dónde quiero llegar?
¿Qué puedo ofrecer?
¿Cómo puedo dejar una huella en la mente de las personas?

Segundo : Define tus objetivos.
Enfocarte en aquel diferencial que te distingue , ese algo que ofreces y los demás no tienen, pero no olvidemos que la honestidad ante todo debe prevalecer.  El ir por un camino fácil te llevara a un fracaso seguro y estarás dañando tu imagen, deja la zona de confort y lánzate a competir.

Tercero: La primera impresión cuenta. No hay una segunda oportunidad para una primera impresión.
La presentación personal es clave al momento de tener contacto directo y presentar la marca con las personas. Sería clave mostrar ante todo seguridad, manejar un buen lenguaje corporal ya que ello es señal  de una persona exitosa y tengamos al alcance una tarjeta de presentación sólo para aquellos momentos que amerite dar una.

Cuarto : Método “uno a varios”
Implementa el método “uno a varios”, integrarse a un campo que nos permita difundir la marca a millones de personas como conferencias, seminarios o clases. Un medio perfecto para convencer sobre nuestras competencias.

Quinto : Método “uno a todos”
Crear contenido valioso, el método “uno a todos”. El darnos a conocer desde un blog o escribir nuestro propio libro, es una forma de crear mayor audiencia y credibilidad.

Sexto : Plan social media para tu marca personal.
Las redes sociales es un espacio para darnos a conocer, y ofrecer contenido que depende de la audiencia que deseamos atraer, y de otros factores esenciales al momento de gestionar un plan de social media para nuestra marca personal.


Hubert Rampersard en su libro titulado “tu marca personal” nos comparte ciertas reglas para crear Branding personal de forma profesional

Oratoria para ser un triunfador.

Oratoria para ser un triunfador.

Pensamos que hoy en día con las entrevistas de trabajo, con las presentaciones profesionales o con los exámenes de idioma entre otros, el hablar en público, es decir la oratoria, es algo moderno y de radiante actualidad. Nada más lejos de la realidad, la oratoria ha existido desde que el hombre es capaz de hablar. Siempre hemos tenido esa necesidad de comunicarnos, siempre hemos tenido la capacidad de explicar, de transmitir y de convencer.

La Oratoria constituye toda una disciplina necesaria para quien vive en sociedad y necesita habitualmente de la palabra. Pero fueron los griegos los que acuñaron el concepto, cuando se dieron cuenta de que alguien que se expresa con claridad, facilidad y sin temor ante un público tiene la capacidad de hacer que los que escuchan asientan con la cabeza, convencidos de sus palabras. Es el arte de motivar, influir, persuadir o simplemente entretener a un auditorio.

En Protocolo,  la oratoria es fundamental por la necesidad de llegar a los jefes, de tener que dirigirse a los participantes de un evento, de negociar con proveedores o con otros profesionales, pero lo es igualmente importante para todas las profesiones, puesto que el poder de la palabra es fundamental, una persona que se expresa bien, comunica mejor y tiene por tanto más puertas abiertas.

La capacidad de hablar o escribir bien no es algo con lo que se nace, no es un don innato. El arte de convencer y entusiasmar a los demás es algo que se puede aprender. Es cierto que hay buenos oradores que parecen poseer talento natural y precisamente esos mismos lo consiguen gracias a largos años de práctica. Es obvio que lo que hace a un buen orador es su personalidad y el carisma que posea, quien tenga esa predisposición de manera natural cuenta con esa ventaja,  y empezar pues a practicar a un nivel más elevado, pero de la misma manera tendrá que ir probando, corrigiéndose y mejorando. Quien no parta de esa base, que no desespere la oratoria es algo que puede hacer cualquiera, solo tiene que practicar.

En esto de la Oratoria, a todos nos parece que sólo los demás pueden lograrlo. Pero no es cierto. Todos podemos hacerlo, sólo hay que aprender y practicar. Todos somos capaces de estar hablando ante un grupo de amigos horas y horas de un mismo tema, incluso debatiendo un asunto, en cambio incapaces de decir tres palabras seguidas en un auditorio de un tema en el que somos expertos, de hacer una lectura en misa delante de gente conocida, o exponer un tema en clase delante de nuestros propios compañeros. Y todo eso por miedo, por nervios, por inseguridad, por ridículo. Y la pregunta es ¿miedo a qué, acaso la situación es para tener miedo?, ¿nervios si todas las caras son conocidas? ¿inseguridad si dominamos el tema como nadie? ¿quién se va a reír o pensar que estamos haciendo el ridículo?

La respuesta está en el en ensayo, practicar mucho y ante más personas; en la predisposición; en saber que podemos lograrlo y conseguirlo. Hay que lograr desdoblar la personalidad, así vencer la timidez y el sentido del ridículo, sencillamente olvidándose de uno mismo. Con el tiempo esa desdoblez desaparece y se llega a ser un gran orador. La oratoria consisten en el arte de hablar con elocuencia y a la hora de hablar en público es fundamental trabajar este área para lograr impacto en los ámbitos profesionales y académicos. Las presentaciones orales así como los discursos son de vital importancia e influyentes en el trabajo, docencia, vida social y política. Podemos decir, que la oratoria es una habilidad racional y emocional que requerirá de un trabajo previo para la preparación y ensayo para poder hablar en público.

Oratoria, para qué?
Un buen orador depende de su capacidad para persuadir a los interlocutores y motivarlos a la vez que transmiten un mensaje directo. En cualquier ámbito, la forma en que nos comuniquemos será la forma en que nos aceptarán o rechazarán por esas razones y mas se requiere ser un buen orador. Existen varios elementos para hablar en público y calar en la gente:

·         Conocimientos que tenga la persona para realizar la presentación: el dominar el contenido a la hora de hablar en público es fundamental para transmitir el mensaje.

·         Utilizar frases hechas en su exposición oral: los interlocutores se sentirán más identificados con el orador.

·         Usar un tono de voz adecuado y utilizar los recursos de lingüística y dicción.

·         Que el mensaje sea creíble y convencer a la audiencia del mismo.

·         Inspirar seguridad: para inspirar seguridad y terminar con la timidez de hablar en público podemos mirar a los ojos de las personas que se encuentran en primera fila, camina de forma ligera, tus gestos deben ser firmes y no dejes de practicar las presentaciones hasta que consigas dominar la materia.


·         Captar la atención de tu público: Antes de empezar a realizar tu exposición o conferencia respira hondo y aguanta la respiración hasta que empieces a hablar en público. Mira al público y muestra una gran sonrisa. Sólo entonces estarás preparado para comenzar a hablar con entusiasmo.

·         Conocer el ambiente y lugar donde vas a realizar la oratoria: llega puntual al escenario Existen tantas claves para conseguir hablar bien como autores las haya escrito, y todas ellas  nos ayudará a conseguirlo.

·         Estar muy seguro de lo que se habla y conocerlo en profundidad. Se puede pensar que los buenos oradores son capaces de hablar bien incluso hasta de temas que desconocen pero no hay peor cosa que alguien te corrija de un tema que se supone dominas. Todo se desmonta, pierdes credibilidad para el resto de la exposición. Si eres una persona inteligente, creativa y con imaginación puede que te ayude esas cualidades a salir del paso pero, no siempre salen bien.

·         Expresarse con claridad. Que el vocabulario sea accesible y la expresión sencilla y natural. No hay que emplear palabras rebuscadas o expresiones técnicas, salvo que lo exija la ocasión. Da la imagen de pedante y eso no llega.

·         Preparar los argumentos, las posibles preguntas que se puedan formular, tener preparados ejemplos que sirvan de apoyo a tus ideas. No podemos dejar todo a la improvisación, es un riesgo innecesario. El discurso tiene que ser coherente. Las relaciones entre las ideas deben ser lógicas y sin contradicciones. También ayuda mucho que sea ameno: por un lado, que transmita sentimiento, que el orador se emocione en cierto modo con lo que dice; por otro, que se incluya algún toque de humor. El humor es un excelente vehículo de persuasión y permite improvisar salidas airosas en momentos de apuros. Si se añaden algunos comentarios con ironía, se consigue dinamizar aún más el discurso. Pero no hay que exagerar, hay que emplearla con mucha moderación y quien carezca de ello que no se esfuerce, los resultados no son positivos.

·          Hay que tener recursos de todo tipo. Hay que hablar no solo con las palabras, también con la mirada y los gestos. Es como si con ellos, la palabra encontrase mejor camino para llegar a quien escucha. Ayuda una mirada dulce, viva, comunicadora. Ayuda unos gestos que acompañen a las palabras y den fuerza, sentido y más profundidad.

·         Conocer al público, al menos algo. Si son jóvenes, profesionales, desempleados...dependiendo a quien nos dirijamos debemos hacerlo de una forma u otra. En ocasiones es imposible, está claro, pero en la mayoría de los casos sí que podemos saberlo.

·          Conocer el espacio. Es conveniente enterarse de dónde se va a celebrar el discurso. Hay que prepararse antes porque del espacio depende la presentación, los ademanes que acompañarán a las palabras, el trato y el lenguaje que emplearemos e incluso postura que mantendremos. No es conveniente dispersarse mucho por el espacio.

·          Saber a dónde quieres llegar y qué medios ha de seguir para lograrlo, sin que en ningún momento la audiencia se pierda. Después de tanta preparación, estamos seguro de nosotros mismos y sabemos que nuestra palabra llegará a la gente. Ya somos capaces de expresarnos bien, manejar vocabulario, mantener la atención en todo momento, sabemos programar y ejecutar los tiempos...somos capaces de hablar en público y dominar la situación.

·         Lo breve si bueno...Ser conciso. No hay que titubear ni andarse por las ramas. Las divagaciones e imprecisiones hacen que el público se pierda y deje de prestar atención. Hay que liberarse de las manías y muletillas que empleamos continuamente, como “bueno, este, pues, ah, eh, uhm, vale, ok…”
·         Cambiar del tono. No hay nada más aburrido que alguien hablando en el mismo tono todo el rato. Hay que hacer variaciones sin caer en las disonancias: nunca gritar, pero tampoco hablar demasiado bajito. Hay que distinguir entre intensidad, que es la fuerza con la que se emite la voz, y timbre, que es el matiz personal de cada uno. Se pueden cultivar y refinar para enriquecer el tono perfecto.



Y para todo ello, recuerda: RESPIRAR Y RELAJARTE

Respiración y Relajación. Las dos R para ser un gran triunfador

Respiración y Relajación. Las dos R  para  ser  un  gran triunfador 

Para ser un buen Orador y manejar nuestro Marketing como proceso generador de nuestra Marca, lo esencial que debemos considerar es que para ello debemos saber respirar de manera consciente y relajar nuestro cuerpo para hacer de él un aliado más en la expresión.

·         Respiración:
Respiramos continuamente… respiramos de día, de noche, cuando hacemos deporte y cuando estamos concentrados leyendo algo, cuando hablamos. Es más, adecuamos el ritmo de la respiración a la tarea que estamos realizando, y todo ello sin pensarlo, lo hacemos de manera automática ¿Cómo es posible?

Cuando se habla a una o más personas, siempre pero siempre tenemos que tener la adecuada respiración, el buen manejo de la misma provocara en nosotros el dominio del habla, así también poder hablar sin el más mínimo cansancio.

En la oratoria, lo más importante es llegar al público, enseñar, persuadir, convencer, deleitar, con un sinfín de palabras correctas y precisas, como también los adecuados movimientos corporales, pero si no se lo hace con una respiración correcta, no se obtendrá el enfoque y énfasis de las palabras para deleitar a las personas.

Según expertos existen dos tipos de respiraciones, una es la respiración clavicular y la otra es la respiración diafragmática.

La correcta respiración, permitirá hablar con facilidad evitando todo cansancio. La respiración clavicular es aquella comúnmente usada, cuando inhalamos la mayor cantidad de aire posible, inflamos la caja torácica y elevamos nuestros hombros, es ideal cuando se hace ejercicios físicos, atletismo, natación, etc.; pero el más importante y usado por los oradores es la respiración diafragmática, que consiste en meter la mayor cantidad de aire hasta los pulmones sin levantar los hombros, el aire ingresa y sale emitiendo la voz, sin lograr cansancio alguno.
Esta última, si la aprendes, aplicas y prácticas, te ayudará a hablar exitosamente, sin trabas, sin jadeos, y sobretodo sin cansancio.

Lo que debes hacer es lo siguiente: inhala aire por la nariz lento y mentalmente contando hasta 4, luego expulsa por la boca, si haces 5 minutos, tres veces por día, te aseguro que en poco tiempo podrás dominar la respiración al hablar.

·         Relajación:
Las técnicas de relajación para hablar en público pueden ser tremendamente importantes para ayudar a superar los nervios que suelen preceder al momento de la presentación. Es posible que se sorprenda al saber que, incluso, las personas que habla regularmente en público, a menudo experimentan situaciones de nervio y tensión. La diferencia está en que ellos saben cómo utilizar las técnicas de relajación para ayudar a calmar sus nervios y poder, así, dar su discurso o presentación. Existen muchas técnicas que pueden utilizarse para ayudarle a relajarse antes de dar un discurso.
La relajación muscular progresiva es una de las más comunes y de las más eficaces. 

Usted puede haber notado que antes de dar un discurso, se siente como si cada músculo de su cuerpo estuviese rígido por la tensión. Esto puede hacer que los nervios empeoren, por lo que es importante aprender a liberar esa tensión. Usted puede superar esto mediante la relajación progresiva de cada grupo de músculos en su cuerpo. Comience con los pies. Flexione cada pie por unos quince segundos y luego suéltelos. Haga esto con cada grupo muscular y finalice con los músculos faciales. Una vez haya terminado, probablemente notará que sus músculos no están tan tensos y que se siente más tranquilo. Trate de practicar esta técnica unos minutos antes de dar un discurso.


“Recuerde, que el hablar en público puede resultar desconcertante para mucha gente. Aprender técnicas de respiración y relajación para hablar en público puede ayudar a superar los nervios y hablar con estilo”.